La montanera es una tradición ancestral que se lleva a cabo en la dehesa española, compuesta por bosques de encinas y alcornoques. Este ritual tiene profundas raíces en la cultura y la historia de España, y es un componente esencial en la producción de uno de los manjares más exquisitos del país: el jamón ibérico de bellota. En este artículo, exploraremos en qué consiste la montanera, cuándo se realiza y cuál es su objetivo fundamental.
¿Qué es la montanera?
La montanera es un período de tiempo específico durante el cual los cerdos ibéricos pastan libremente en la dehesa, alimentándose principalmente de bellotas, hierba y otros recursos naturales disponibles en el entorno. El término «montanera» proviene del sustantivo «monte», que hace referencia al bosque o la dehesa, y del verbo «montanear», que significa buscar alimento en el monte. Durante este proceso, los cerdos se someten a un engorde natural y saludable, lo que junto al ejercicio realizado por los animales en libertad, da lugar a una carne de alta calidad y un sabor inigualable.
¿Cuándo se realiza la montanera?
La montanera se lleva a cabo típicamente en los meses de otoño e invierno, generalmente desde octubre hasta febrero. Este período coincide con la maduración de las bellotas, que caen de los árboles y se convierten en una fuente de alimento abundante para los cerdos ibéricos. La temperatura fresca de esta estación es ideal para que los cerdos pasten y se ejerciten, lo que contribuye a su desarrollo muscular.
¿Cuál es el objetivo de la montanera?
El principal objetivo de la montanera es la producción de productos ibéricos de bellota de alta calidad. Durante este período, los cerdos se alimentan principalmente de bellotas, que son ricas en grasas monoinsaturadas y antioxidantes, lo que se traduce en una carne exquisita y un sabor característico. El proceso de montanera no solo influye en el sabor del jamón, sino que también mejora la textura de la carne, haciéndola más tierna y jugosa.
Además de su impacto en la calidad del producto final, la montanera también tiene beneficios para la dehesa y el ecosistema en general. El pastoreo de los cerdos en busca de bellotas y hierba ayuda a mantener el equilibrio natural de la dehesa, previene la proliferación de arbustos y matorrales, y promueve la regeneración del bosque. Este sistema tradicional de manejo del cerdo ibérico es sostenible y respeta el entorno, convirtiéndolo en un ejemplo de simbiosis entre la agricultura y la naturaleza.