A todos nos gustan mucho los embutidos. Disfrutar de ellos durante una merienda con amigos, en bocadillo o con el pan de pueblo que tanto nos gusta es un placer gastronómico.
Los embutidos son productos que se elaboran y consumen desde hace muchos años pero, ¿cómo es su proceso de elaboración?
El primer paso siempre está en la materia prima. Contar con cerdos ibéricos que disfruten de vida y alimentación en la dehesa durante la Montanera supone una ventaja muy considerable para el sabor y la calidad del producto final.
A partir de estos cerdos ibéricos se obtiene, como hemos mencionado, la materia prima que hay que preparar y procesar a temperaturas idóneas para que no pierda su valor.
El segundo paso dentro del proceso de elaboración del embutido es el picado de la carne. Esta etapa es clave porque en función del tipo de embutido que se quiera obtener, el picado será de una u otra forma, obteniendo trozos más o menos grandes.
Tras el picado, se lleva a cabo el amasado y mezclado para posteriormente rellenar las tripas con esta mezcla y obtener el embutido.
Los últimos pasos del proceso son la cocción y/o ahumado, que aportan consistencia a producto y, finalmente, el curado (secado y maduración).
Como paso extra, debemos hablar de la conservación. Tanto por parte del vendedor como por parte del consumidor. En función de cuál sea el embutido, será necesario conservarlo en frigorífico (mortadelas por ejemplo) o se podrá mantener fuera de él, como es el caso del chorizo o el salchcihón.
En definitiva, los embutidos son productos, de gran calidad y sabor, cuya elaborción artesanal les aporta un sabor y una aroma únicos.